15 de julio de 2008

C.P. Reséndiz y su barco de papel


Reséndiz era el contador de una compañía dedicada a la producción de gomitas.

Un día de lluvia, Reséndiz hizo un barco de papel.

Lo dobló igual que como lo hacía de niño, pues nunca aprendió a hacerlo de otra manera. Reséndiz era de los que se ataban los zapatos con un moño.

Cuando terminó, aprovechó su descanso de 5 minutos y en lugar de tomar café, salió al estacionamiento de la oficina para buscar un charquito de lluvia.

Encontró uno grande. Puso su barco sobre el agua dándole un empujoncito y lo vio navegar por unos segundos.

Pero el papel se mojó y el barco se hundió.

Reséndiz tomó el barquito y regresó a su escritorio. Lo arrugó y lo echó a la papelera. Cinco años de carrera lo hicieron hábil para aventar bolas de papel a distancia cuando los saldos no cuadraban.

Dejó de llover y había mucho trabajo por hacer, pero Reséndiz se sentía satisfecho cada vez que miraba el cesto de basura, porque sabía que al menos uno de esos papeles arrugados lo había hecho feliz.

*Foto del barquito por Enrique M.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

por eso no me gusta la contabilidad...mis barquitos salen bien =)

Marcos Legaspi dijo...

yo tambien me abrocho zapatos con moño.

yo nunca super hacer barquitos.

y jamas jamas le atino al tirar papeles a la basura.

Yume dijo...

encantador, me recordo un poco a una pelicula que vi no hace mucho que se llamaba mas extraño que la ficción, no estoy segura de que el nobre sea el correcto puesto qyue lo vi con doblaje de expaña y parece que alla les da por cambiar los nombres jaja.

un saludo

Perro Laico dijo...

Yo diría con seguridad que Reséndiz ha tenido éxito.
¿Tu simpatizas con él?