26 de marzo de 2007

Ojepse



La mayoría del tiempo son observaciones rápidas y superficiales las que me hago frente al espejo. ¿Tengo bien acomodado el cabello? ¿Puedo dejar pasar un día más sin rasurarme? ¿Tengo algún pedazo de cilant(d)ro entre los dientes?

A veces me detengo a hacer observaciones más cuidadosas. Un nuevo barro, ojeras por el cansancio, la forma de mis cejas, los puntos negros en la nariz. ¿Sigue ahí esa parte gruesa de mi boca que tanto me desagrada? - Como si algún día fuera a desaparecer -.

Luego reviso mis gestos. Sólo algunos, los básicos. Vuelvo a comprobar la existencia de esas arrugas que se me hacen en los cachetes al sonreír. Esas arrugas en las que Dulce se basa para decir que tendré la piel caída cuando sea viejo. Creo.

En ocasiones invento gestos; me vuelvo mi payaso. No me causo risa porque lo hago para mí mismo. Supongo que es innecesario reírse físicamente cuando eres tú mismo el que te causa risa.

Pero cuando algo bueno me pasa, algo muy bueno; no puedo evitar sonreír en complicidad con el del espejo. A veces necesito hacerlo para creerme que ha pasado. Tuve que hacerlo después de que nos besamos.

Verme a los ojos es extraño. Me paraliza no entender por qué estoy ahí. No lo digo en forma filosófica; al contrario, lo digo en forma como estúpida porque no entiendo la masa, la luz, el cuerpo. No entiendo cómo es que ése que está ahí soy yo. Me asusta que por segundos puedo asegurar que el del espejo es otro. Que no soy yo, pues.

Pasa largo tiempo. Inmóvil. Verse al espejo es ejercicio peligros
o.

3 comentarios:

dulce Angélica dijo...

si y tendras frente como de esos perritos arrugados.
te extraño telepedro.

52X Max dijo...

dejame ver si entendi...

te besaste con el del espejo?

Anónimo dijo...

y mas para los narcisistas...

...a veces verse al espejo es buscar la aceptacion...viendo la realidad q te muestra...