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Post sobre lo que hago los domingos.

Los domingos yo hago lo mismo que todos. Despierto a las ocho y media y me levanto de la cama hasta las nueve, claro, siempre y cuando mi abuela no me despierte antes. Después leo un poquito y ya que me de hambre, me desayuno unos hot cakes y un vaso de leche. Lavo los platos y luego me pongo a bailar en el techo de mi casa, pero sin música, porque cuando uno baila con música se limita a moverse solamente al ritmo de la canción.

Ya que me canso de bailar, me meto a bañar; yo uso “cabeza y hombros” porque es azul y zest porque me vuelve a la vida, refresca y limpia (sí limpia y refrescá). Una vez que esté yo limpio y fresco, me subo a mi motocicleta y me voy a pasear con mi chica por la cuidad. Eso hago yo todos los domingos, lo que todos hacen.

Después de haber recorrido la cuidad, mi chica y yo nos ponemos a ver revistas para mujeres donde vienen temas interesantes como “las debilidades del sexo fuerte” y “cómo encenderlo en la primera cita”, pero nosotros no leemos, solo vemos a las modelos y decidimos cuál es más bonita, yo siempre escojo a la más ñoña, es que mi no me gustan las rubias.

Ya cuando se acerca el final del domingo, me despido de ella dándole un beso apasionado y ensalivado en la mejilla y me regreso a mi casa a tocar un poco de rock-fusión merengue en mi clarinete.

Después mi abuela me regañará por haberme ido todo el día y yo haré como que no escucho y me echaré a dormir. Porque el día siguiente es lunes y yo, como todos en domingo, odio los lunes.