teletransportador

Pedro es un suicida mediocre.

Regresaba a la cuidad, venía de dejar a mis tíos en el aeropuerto; la música que se escuchaba en la radio en ese momento era perfecta, el cielo también lo era.

Manejaba y empecé a sentir ganas de estrellarme, de rebotar con una piedra, de chocar fuerte, de salirme del camino, de dar una vuelta de esas que hacen que el carro se voltee.

No eran ganas de suicidarme, eran ganas de chocar fuerte solamente.

Recuerdo también que el verano pasado (no, nadie sabe lo que hicimos el verano pasado) iba en un barco, alto y sentí muchas ganas de aventarme de golpearme en la cabeza con el barco, de sentir que cómo me ahogaría, de mojarme todo (uy, que feo eso de mojarese!), pero no de suicidarme.

Soy un suicida mediocre.